La remolacha | El Diario Montañes

2022-08-19 23:31:41 By : Ms. HONGXUAN CAI

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La remolacha es una hortaliza con numerosos usos culinarios. a. s.

De la remolacha hay dos variedades principales. Una es muy gruesa y fibrosa que se usa para la obtención industrial de sacarosa; ya saben, el azúcar refinado que echamos al café; es la remolacha azucarera. La otra es la remolacha de mesa, la que consumimos para nuestra alimentación.

Las remolachas de mesa no tienen muchas calorías, a pesar de su sabor dulce, unos 70 kilocalorías en una remolacha de tamaño medio. Esta propiedad las hace ideales para una dieta para adelgazar. Además son muy ricas en fibra y tienen un gran poder saciante. La remolacha es rica en vitaminas A, B y C y minerales como el calcio, magnesio, potasio y hierro. De los minerales hay que destacar su abundancia en nitratos, unos componentes que se convierten en óxido nítrico en la sangre y producen una relajación y aumento de calibre de los vasos sanguíneos permitiendo que circule mejor la sangre. Este efecto tiene importantes repercusiones para la salud.

Numerosos estudios muestran que el consumo habitual de remolacha o de su jugo puede ayudar a controlar la presión arterial, aunque nunca pueden sustituir a la medicación antihipertensiva. También puede ayudar a mejorar la circulación sanguínea en las arterias coronarias, las que riegan el corazón. Por este mismo mecanismo la remolacha puede ayudar a mejorar la vida sexual; es una especie de 'viagra natural' que puede aliviar la disfunción eréctil en el varón y favorecer la circulación sanguínea y la secreción vaginal en la mujer. En el hombre la erección se produce porque se libera un compuesto de nitrato, el óxido nitroso, que relaja la pared de los vasos sanguíneos del pene y permite que se llenen de sangre a presión.

También algunos estudios concluyeron que los nitratos presentes en la remolacha aumentan el riego sanguíneo al cerebro en las personas mayores y retrasan el deterioro cognitivo. Este efecto vasodilatador de la remolacha es también muy positivo en los deportistas ya que mejora el riego sanguíneo muscular y favorece el rendimiento físico.

Uno de sus componentes esenciales es la betalanina que da a la remolacha su color característico y tiene propiedades antiinflamatorias.

La remolacha es una hortaliza con numerosos usos culinarios. Podemos hacer dulces, alegrar nuestra ensalada, o incluso cortadas muy finas y fritas (chips) pueden ser un aperitivo excelente. También podemos triturarlas y preparar unos jugos saludables y refrescantes.

La remolacha de mesa tiene menos azúcar que la industrial y no supone un problema su consumo diario. Los que no deben abusar de la remolacha, a causa de su abundancia en oxalatos, son las personas que tienen propensión a desarrollar cálculos renales. Cuando se consume mucha remolacha la eliminación de la betalanina puede teñir de color rosado las heces o la orina, lo que no tiene ningún efecto negativo para la salud.

Vemos, por tanto, que hay numerosas razones para disfrutar de la remolacha en nuestras ensaladas y aperitivos, poniendo color y salud a nuestros guisos. Recuerden que cuanto más variación de colores tenga nuestra dieta, más saludable será. Los colores en los vegetales casi siempre indican salud, tal es el caso de la remolacha.

Las parrilladas, asados o barbacoas son motivos perfectos de convivir con los amigos y la familia. Nada mejor que disfrutar del verano con una deliciosa carne asada, pescados, ensaladas y por supuesto, unas suaves y deliciosas patatas como acompañamiento. Pero las patatas no tienen por qué ser ese acompañamiento seco y aburrido que a veces se hace bola y acabamos por no comernos, también pueden convertirse en un plato perfecto y equilibrado que guste a todo el mundo, tanto que veréis como las tendréis que repetir una y otra vez.

Hoy os voy a ayudar a quedar como auténticos reyes de la parrilla con unos pocos consejos. Antes de nada, elegir las patatas, que sean todas más o menos del mismo tamaño, para que se asen por igual. Os recomiendo para esta receta no escogerlas demasiado pequeñas porque, aunque tardes un poco más en asarlas, al final como las vamos a rellenar quedaran mejor. Lavamos las patatas con ayuda de un cepillo, tenemos que eliminar la tierra en su totalidad, las aclaramos y con un cuchillo quitamos cualquier imperfección que puedan tener. Es importante descartar las que estén verdes o tengan partes verdes y las secamos a conciencia la piel para posteriormente sazonar.

El sazonado es un poco al gusto, podemos añadirlas la clásica sal y pimienta o también hierbas y especias que nos aporten otros matices.

Las pinchamos con un tenedor, de esta manera se harán uniformemente, y las embadurnamos con aceite de oliva. Cuando tengamos listas las brasas, las envolvemos en papel de aluminio. Ahora, las colocamos en la parrilla en una zona con calor medio alto. Si dispones de una barbacoa con tapa, mejor tapada, o en las brasas de 35 a 45 minutos, dependiendo de su tamaño, y dándolas la vuelta de vez en cuando, pero las iremos pinchando para ver su evolución, aunque también si apretamos el paquetito con las pinzas se puede ver claramente si están ya hechas o no.

Mientras se hacen las patatas vamos con el relleno. Lo ideal es hacerlo con carne, pero podéis dejar volar vuestra imaginación y hacerlo con lo que más os apetezca. A mí me encantan con unas láminas de secreto ibérico, asado en las mismas brasas. Es una carne bien sencilla de hacer y el resultado es magnífico. Es importante que la carne esté a temperatura ambiente antes de echarla en las brasas. Si os apetece aromatizarla con alguna hierba silvestre como romero o tomillo, os recomiendo echar unas ramitas pequeñas a las brasas o colocarlas en la parrilla cerca de la carne, sal, pimienta y con unos 10 minutos por cada lado, lo tenemos listo. Lo reservamos tapado.

Llega el momento de la salsa. Ya os he hablado del vitello tonatto, que es una carne asada a la que se le añade una especie de mayonesa con bonito y alcaparras. Pues bien, vamos a hacer una salsa parecida para bañar las patatas rellenas. Comenzamos con huevos y aceite, en este caso os recomiendo de girasol; el de oliva tiene demasiada intensidad y penaliza el sabor. En un vaso de batir añadimos un huevo y la yema de otro, un chorrito de zumo de limón, una lata de bonito en aceite, una cucharada de alcaparras, unos cuatro filetes de anchoa y medio diente de ajo, lo cubrimos con el aceite y lo batimos hasta que tengamos una salsa densa pero sedosa, que si la probáis os vais a enamorar.

Cuando tengamos las patatas, las sacamos del papel de aluminio y las hacemos un corte longitudinal, hasta la mitad, las abrimos un poco y ahí es donde vamos a introducir la carne, fileteada bien fina para acabar con un buen par de cucharadas de la salsa que, por experiencia os digo, siempre es poca.